Un Mundo Sin Finales Felices
Me senté a ver con mi familia Batman the Dark night, yo le tenía mucho recelo, en mi lealtad a lo que me gusta no podía soportar la idea de que la magia oscura de Burton halla sido remplazado por la ultra tecnología y realidad cruda de Batman Begins. De la cual puedo decir que solo me gustó el personaje del espantapajaros, él y el acertijo siempre fueron personajes interesantes para mi, lo único salvable en ese caso era que el espantapájaros estaba super guapo...
Verlo de nuevo hizo que me pudiera sentar los 5 primeros minutos frente a la pantalla, a lo cual le sigue sentarme a verla completa ya que como cualquier tipo normal nacido en los años 80, cuando me atrapa la tele, me atrapa, no importa lo que sea, tengo que verlo.
Los elogios al guasón de Heath Leger me habían colmado tanto la paciencia que en verdad no tenía ganas de verla, pero vamos, estabamos con la familia.
La metáfora inmersa en una película de fantasía del siglo XXI se refiere a la sociedad violenta y dominante a la que nos enfrentamos, empezando el siglo con 4 guerras en nuestros continentes vecinos, la pérdida de reglas morales del crimen organizado, y el hecho de que un niño pasa 13 horas frente a su tele y a su consola para jugar juegos violentos hacen de esta sociedad una infusión de sensaciones nuevas y que sus nuevos héroes son quienes caracterizaríamos como villanos.
Los cuentos de hadas no se hicieron para tener finales felices, sino para enseñar a los niños una moral que debieran seguir durante su edad adulta, es en ese caso que Charles Perrault hacía que el lobo se comiera a caperucita, y que la bella durmiente pasara 100 años dormida, que el zapatero quedara solo después de otorgar un obsequio a sus duendes, etc etc. Estaremos volviendo a nuestras raices? o es esta nueva ola de sarcasmo, ironía y oscuridad que nuestras almas evolucionan hacia un nuevo siglo...
Debo aceptar que mi visión y crítica a cualquier película se basa en la semiótica de la estética y la lealtad, la fantasía es una forma de diversificar la mente hacia propósitos imposibles de alcanzar, al ser esta mas real se vuelve esperanzadora y a la vez cruda, la fantasía ya no es fantasía sino una metáfora de la situación actual del mundo, dirigido por supuesto por aquellos que dictan la moral de los pueblos a base de los medios de comunicación.
Ver a Heath Leger derretirse cual mi primo Daniel en Halloween hasta convertirse en un pastel de fresa en lugar de un zombie es un tanto asqueroso, en lo particular el personaje de harvey dent es mucho mejor en esta película que el personaje de Tommy Lee Jones definitivamente, y ver a Christian Bale como Batman... insisto que arruinó su cuerpo para el personaje aunque claro que mataría por un novio como él aún así.
Pero dejenme retornar un segundo al elogíado papel del guasón... que más puedo decir que la cruda realidad de un personaje que en este caso no tiene ton ni son ni explicación alguna mas que la de ser malo por naturaleza, que me hace pensar que es lo que la sociedad expresa, la maldad natural, inata, instintiva, la que abunda en la mente de las personas y ataca a las secundarias del éste de los EUA. Y secretamente a las nuestras también.
En busca de la verdad, estamos dirigiendonos a un camino donde la destrucción es nuestra esperanza? insisto, me disculpo por mi lealtad, puedo aceptar que cualquier otro guasón es de verdad una payasada frente a este, el cual de guazón no tiene nada, solo la paradoja, lo que lo haría ahora uno de nuestros heroes preferidos... mas no lo puedo aceptar como tal.
Finalmente volvemos al atiborro de información ante el cual miles de personajes pasan frente a nuestros ojos para desemarañar un complot gigantesco, elaborado y maligno, justo lo que la nueva era necesita... Mas una película que no puedes dejar de ver por la agilidad de su trayecto no puedo establecer otra admiración que el miedo a una sociedad que no solamente sigue a la depresión, sino que la abraza y la hace su modo de vida... y ahora nos preguntamos si las diferentes expresiones culturales de nuestra época son o no justificables ante la modernización ultra veloz de las mentes de las siguientes generaciones.